José le dijo a su mayordomo que llenara los sacos de los hermanos con alimento y pusiera su dinero en los sacos, y que pusiera su copa de plata en el saco del hermanos más joven.
José le dijo al mayordomo que les preguntara por qué ellos habían devuelto mal por bien y los acusará de robarse la copa de José.
Los hermanos dijeron que aquel que se le encontrara con la copa, moriría, y que los otros se convertirían es esclavos.
El mayordomo dijo que aquel a quien se le encontrara la copa, sería su esclavo, y los otros serían inocentes.
El mayordomo encontró la copa en el saco de Benjamín y los hermanos desgarraron sus ropas.
Los hermanos se inclinaron delante de José al suelo.
Judá dijo que DIos habían encontrado su iniquidad.
Judá dijo que todos los hermanos ahora serían los esclavos de José.
José dijo que el hombre en cuya tierra la copa había sido encontrada sería su esclavo, y el resto se iría en paz.
Judá dijo que el hermano menor era el hijo de la vejez de su padre, y que el único hijo que quedaba de su madre.
Los hermanos se preocuparon de que su padre moriría si el hermno menor lo dejara.
Judá dijo que ellos fueron forzados a traer a Benjamín porque José había dicho que a menos que el hermano menor viniera, ellos no verían la cara de José.
Israel pensó que seguramente José había sido despedazado en pedazos.
Israel dijo que los hermanos le llevarían su cabello gris con amargura al Seol.
Judá dijo que su padre moriría.
Judá dijo que si él no regresaba a Benjamín a su padre, él caragaría con la culpa por siempre.
Judá le pidió a José que lo hiciera a él el esclavo de José, para que así Benjamín pudiera regresar a su padre.