1
Todos ustedes me conocen como el Anciano jefe. Yo estoy escribiendo esta carta a ustedes creyentes, la congregación que yo amo mucho. ¡Dios los ha escogido a ustedes, y yo los amo porque lo que sabemos acerca de Cristo es verdad! ¡No solamente yo mismo los amo, pero todos aquellos quienes saben y aceptan el verdadero mensaje que Jesús enseñó, también les aman!
2
Esto es porque todos nosotros creemos en el verdadero mensaje de Dios. ¡Está en nuestro ser interior y nosotros continuaremos creyendo en eso por siempre!
3
Dios el Padre y Jesucristo, quien es Su Hijo, continuará actuando amablemente y misericordiosamente hacia nosotros porque ellos nos aman. Ellos nos permitirán tener paz , porque ellos verdaderamente nos aman.
4
Yo estoy contento porque yo he aprendido que algunos de ustedes están viviendo conforme a la verdad que Dios nos ha enseñado. Esto es justo lo que nuestro Padre nos ha mandado hacer.
5
Y ahora, querida congregación, yo ruego que ustedes obedezcan lo que Él nos ha mandado hacer. Es por esto que yo les escribo a ustedes. Lo que Él ha ordenado-- que deberíamos amarnos unos a otros-- no es nada nuevo; al contrario, fue cuando por primera vez creímos en Cristo que nosotros aprendimos que deberíamos amarnos unos a otros.
6
Esto es lo que significa amar a Dios y a los demás--deberíamos obedecer lo que Dios nos ha mandado hacer. Lo que Él nos manda a hacer es amarlo a Él y a los demás.
7
Muchas personas que engañan a otras han dejado su congregación, y se han ido ahora, entre otras personas, en su área. Ellos son los que reusan creer que Jesucristo se hizo humano. Ellos son los que engañan a otros y se oponen a Cristo mismo.
8
¡Así que tengan cuidado, para que no dejen que esos maestros les engañen! ¡Si ustedes les permiten engañarlos, ustedes perderán la recompensa por el que nosotros, junto a ustedes, hemos estado trabajado, y ustedes no recibirán la recompensa completa de estar eternamente unidos a Dios!
9
Aquellos que cambian lo que Cristo enseñó y no continúan creyendo lo que Él enseñó, no se han unido con Dios. Pero aquellos que continúan creyendo lo que Cristo enseñó, están unidos ambos a Dios, nuestro Padre, y con el Hijo.
10
¡Así que cuando alguien venga a ustedes, que enseñe alguna cosa diferente de lo que Cristo enseñó, no lo reciban en sus casas! ¡No lo animen saludándolo o deseándole bien de ninguna manera!
11
Yo les digo esto porque si ustedes tratan a las personas como esas, como tratarían a un compañero creyente, ustedes le están ayudando a ellos en sus malas acciones.
12
A pesar de que tengo mucho más que quiero hablar con ustedes, he decidido no hablarlo en una carta. En su lugar, espero estar con ustedes pronto y hablar directamente con ustedes. Entonces nosotros podremos estar completamente alegres juntos.
13
Sus compañeros creyentes en la congregación aquí, a quienes Dios también escogió, todos les saludan.