1
Era sólo dos días antes de que las personas pudiesen comenzar a celebrar la larga semana del festival llamada Pascua. Durante esos días ellos también celebraron la fiesta de los Panes sin Levadura. Los jefes sacerdotes y los hombres que enseñaron las leyes Judías estaban planeando como podrían arrestar a Jesús secretamente y llevarlo a la muerte.
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Pero ellos se decían unos a otros: "¡No debemos hacerlo durante la fiesta porque si lo hacemos entonces, las personas estarán enojadas con nosotros y se alborotarán!"
3
Jesús estaba en Betania en la casa de Simón, quien era conocido como un leproso. Mientras ellos comían, una mujer se le acercó. Ella llevaba consigo una jarra de piedra que contenía un perfume fragante costoso llamado nardo. Ella abrió la jarra y vertió todo el perfume en la cabeza de Jesús.
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Algunas personas que estaban presente se enojaron y se dijeron ellos mismos: "¡Es terrible que ella desperdiciera ese perfume!"
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Podría haberlo vendido por casi un año de salario, y luego el dinero podría haberse dado a las personas pobres!" Por lo cual la regañaron.
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Pero Jesús dijo: "¡Dejen de regañarla! Lo que ella me ha hecho lo considero muy apropiado. ¡Así que no deberían molestarla!
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Siempre tendrán personas pobres entre ustedes. Por lo cual pueden ayudarles cuando ustedes quieran. Pero Yo no estaré aquí con ustedes por mucho tiempo.
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Es apropiado que ella hiciera lo que ella podía hacer. Es como si ella supiera que yo iba a morir pronto, porque ha ungido Mi cuerpo antes de tiempo para que este preparado para sepultura.
9
Les diré esto: Donde quiera que Mis seguidores prediquen las buenas nuevas alrededor el mundo, también contarán lo que ella ha hecho, y las personas la recordarán."
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Luego Judas Iscariote fue a los jefes sacerdotes a hablarles sobre ayudarles a capturar a Jesús. ¡Él hizo eso cuando era uno de los doce discípulos!
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Cuando el jefe de los sacerdotes escuchó de lo que él está dispuesto hacer por ellos, se pusieron muy alegres. Ellos prometieron que le darían una larga cantidad de dinero en recompensa. Judas acordó y comenzó a buscar una oportunidad para entregar a Jesús a ellos.
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En el primer día de la fiesta de Panes sin Levadura, cuando mataron los corderos para la Pascua, los discípulos de Jesús le dijeron, "¿Dónde quieres que vayamos y preparemos la comida para la celebración de la Pascua para que la podamos comer?"
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Así que Jesús escogió dos de Sus para preparar todo. Él les dijo: "Entren a Jerusalén. Un hombre se encontrará con ustedes, quién estará cargando una jarra grande llena de agua. Síganlo.
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Cuando él entre a una casa, díganle al dueño de la casa, 'Nuestro maestro quiere que preparemos la comida para la fiesta de la Pascua para que pueda comerla con nosotros Sus discípulos. Por favor enséñenos el cuarto.'
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Él les enseñará un cuarto grande que está en la parte superior de la casa. Estará amueblado y preparado para nosotros comer en el. Luego preparen la comida allí para nosotros."
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Así que los dos discípulos se fueron. Ellos fueron a la ciudad y encontraron todo tal como Él les había dicho. Ellos prepararon la comida para la celebración de la Pascua allí.
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Cuando era de noche, Jesús llegó a la casa con los doce discípulos.
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Mientras estaban todos setándose y comiendo allí, Jesús dijo: "¡Escuchen cuidadosamente a esto: Uno de ustedes hará que sea posible que mis enemigos me arresten. Es uno de ustedes que está comiendo conmigo ahora mismo!"
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Los discípulos se volvieron muy tristes y le dijeron a Él cada uno: "¡Seguramente no soy yo!"
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Luego Él les dijo: "Es uno de los doce discípulos, aquél que está mojando el pan dentro la salsa en el plato junto a mi.
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Es cierto que yo, el Hijo del Hombre, morirá, porque eso es lo que se ha escrito sobre mí. ¡Pero habrá un terrible castigo para aquél hombre que me traicione! ¡De hecho, mejor le hubiera sido que nunca hubiese nacido!"
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Mientras ellos comían, Él tomó una barra plana de pan y le dió gracias a Dios por el mismo.
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Luego Él lo partió en pedazos y lo repartió a ellos y dijo: "Este pan es Mi cuerpo. Tómenlo y cómanlo." Después, Él tomó una copa que contenía vino y agradeció a Dios por ello. Luego Él lo dió a todos y tomaron.
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Él les dijo: "Éste vino es Mi sangre, la cual está a punto de ser derramada cuando Mis enemigos me asesinen. Con esta sangre Yo confirmaré el pacto que Dios ha hecho para perdonar los pecados de todas las personas.
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Quiero que ustedes sepan esto: Yo no tomaré más vino hasta el tiempo cuando lo vuelva a beber, cuando Dios se muestre así mismo como Rey."
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Después de haber cantado un himno, salieron hacia el Monte de los Olivos.
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Mientras iban de camino, Jesús les dijo: "Ellos escribieron en las Escirturas sobre lo que Dios dijo sobre Mí: 'YO MATARÉ AL PASTOR Y DISPERSARÉ SUS OVEJAS.' Aquéllas palabras se volverán ciertas. Ustedes me dejarán y correrán.
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Pero después que Dios me haga vivir otra vez, Yo iré delante de ustedes al distrito de Galilea y me encontraré con ustedes allí."
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Luego Pedro le dijo: "¡Quizás todos los discípulos te dejarán, pero yo no! ¡Yo no te dejaré!"
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Luego Jesús le dijo: "¡La verdad es que esta misma noche, antes que el gallo cante dos veces, tú mismo me negarás tres veces de que me conoces!"
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Pero Pedro respondió fuertemente: "¡Aunque me maten, Yo nunca negaré que te conozco!" Y todos los demás discípulos dijeron lo mismo.
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En el camino, Jesús y los discípulos llegaron al lugar que las personas llaman Getsemaní. Luego Él le dijo a algunos de Sus discípulos, "¡Quédense aquí mientras yo oro!"
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Luego el tomó a Pedro, Jacobo, y Juan con Él. Él se puso extremadamente triste.
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Él les dijo a ellos: "¡Estoy muy trsite. Es como si yo fuese a morir. Ustedes hombres quédense aquí y vigilen!"
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Él fué un poco más lejos y se arrojó así mismo al suelo. Luego Él ora de que si fuese posible, que Él no tuviese que sufrir.
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Él dijo: "Oh Padre mío, poque Tú eres capáz de hacer todo, rescátame para que así Yo no tenga que sufrir ahora! Pero no hagas lo que Yo quiera. ¡En lugar de eso, haz lo que Tú quieras!"
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Luego Él volvió y encontró Sus discípulos durmiendo. Él los despertó y les dijo: "¡Simón! ¿Estás durmiendo? ¿No pudieron ser capaces de mantenerse despierto por un tiempo corto?"
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Y Él les dijo: "Quieren hacer lo que Yo les digo, pero ustedes son débiles. Así que manténganse despiertos y oren para que así puedan resistir cuando sean tentados!"
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Después Él se fue otra vez y oró otra ve lo que había orado antes.
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Cuando Él volvió, Él encontró que ellos estaban durmiendo otra vez; ellos estaban tan dormidos que no podían mantener sus ojos abiertos. Porque ellos estaban avergonzados, ellos no sabían que decirle a Él cuando los levantó.
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Luego el fué y oró otra vez. Él volvió una tercera vez y los encontró durmiendo otra vez. Él les dijo: "¿Ustedes siguen durmiendo? ¡No más de esto! el tiempo para Yo sufrir está a punto de comenzar. ¡Miren! Alguien esta apunto de permitir que los pecadores me capturen, el Hijo del Hombre.
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¡Así que levántense! ¡Vámonos! ¡Miren! ¡Aquí viene el que esta permitiéndoles capturarme!
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Mientras Él estaba hablando, Júdas llegó. A pesar de que Él era uno de los doce discípulos, Él vino para permitir que los enemigos de Jesús lo capturaran. Una multitud que llevaba espadas y palos estaba con Él. Los líderes del concilió Judío los había mandado a ellos.
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Júdas, quien estaba traicionando a Jesús, les había dicho a esta multitud: "El hombre que Yo bese ése es el hombre que ustedes quieren. Cuando Yo lo bese, agárrenlo y llévenlo".
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Así que, cuando Júdas llegó, Él inmediatamente fué a donde Jesús y dijo: "¡Mi maestro!" Luego Él besó a Jesús.
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Y la multitud agarró a Jesús.
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Pero uno de los discípulos que estaban cerca sacó su espada. Él atacó a un siervo de los altos sacerdotes con ella, pero Él sólo cortó su oreja.
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Jesús les dijo a ellos: "¡Es ridículo que ustedes vienen aquí a agarrarme con espadas y palos, como si Yo fuése un ladrón! ¡Día tras día Yo estaba con ustedes en el patio del templo enseñándo a las personas! ¿Porqué entonces ustedes no me arrestaron? Pero esto está pasando para que lo que los profetas han escrito en las escrituras sobre mí puedan hacerse realidad".
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Todos los discípulos de una vez lo dejaron y huyeron.
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En ese tiempo, un joven estaba siguiendo a Jesús. Él sólo llevaba una ropa de lino alrededor de su cuerpo. La multitud lo agarró,
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Pero, mientras Él se apartaba de ellos, Él dejó atras la ropa de lino en las manos de ellos, y luego él escapó desnudo.
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Los hombres que habían agarrado a Jesús lo llevaron a la casa del alto sacerdote. Todos los del Concilió estaban reunidos allá.
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Pedro siguió a Jesús a la distancia. Él fué al patio de la casa donde el alto sacerdote vivía, y Él se sentó ahí con los hombres que velaron la casa del alto sacerdote. Él estaba calentándose cerca del fuego.
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El jefe sacerdote y todo el resto del concilió Judío había ya tratado de encontrar personas que dijeran mentiras sobre Jesús para que así ellos pudieran ejecutarlo. Pero ellos no lo lograron,
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porque, aunque muchas personas hablaron mentiras sobre Él, ellos mismos se contradecían.
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Finalmente, algunos se pusieron en pie y lo acusaron falsamente diciendo:
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"Nosotros lo escuchamos cuando dijo: 'Yo destruiré este templo que fue construido por hombres, y luego en menos de tres días construiré otro templo sin ayuda de cualquier otro.'"
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Pero lo que algunos de éstos hombres dijeron no iba de acuerdo con lo que otros dijeron.
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Luego el alto sacerdote se puso en pie frente a ellos y dijo a Jesús: "¿No vas a decir nada? ¿Qué tienes que decir sobre todas las cosas que ellos están diciendo en orden de acusarlo a usted?"
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Pero Jesús estaba en silencio y no respondió. Luego el alto sacerdote trató otra vez. Y le preguntó. "¿Eres tú el Cristo? ¿Dices que eres el Hijo de Dios?"
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Jesús dijo: "¡Yo soy. Más allá, ustedes me verán, el Hijo del Hombre, reinando al lado de Dios quien es completamente poderoso. Ustedes también me verán bajar entre las nubes en los cielos!"
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En respuesta a las palabras de Jesús, el alto sacerdote estaba tan conmocionado que rasgó sus prendas. Luego Él dijo: "¡Ciertamente no necesitamos más personas que vallan a testificar en contra de este hombre,
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porque ustedes han escuchado lo que ha hablado en contra de Dios! Por lo tanto, ¿Qué ustedes han decidido?" Todos ellos dijeron que Jesús era culpable y que merecía ser ejecutado.
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Luego algunos de ellos comenzaron a escupir a Jesús. Ellos le pusieron una benda en Él, y después ellos comenzaron a pegarle y diciendo: "¡Si eres un profeta, dínos quién te pegó!" Y aquéllos que estaban custodiándolo, le golpearon con sus manos.
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Mientras Pedro estaba fuera en el patio de la casa del alto sacerdote, una de las chicas que trabajaron para el alto sacerdote se le acercó.
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Cuando ella vio a Pedro calentádose Él mismo al lado del fuego, ella lo miró cercamente. Luego dijo: "¡Tu también estabas con Jesús, ese hombre de Nazaret!"
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Pero Él lo negaba diciendo: "¡Yo no se de lo que estás hablando! ¡Yo no entiendo nada de ello!" Luego el se fué de allí al portón del patio. Algunos manuscritos añaden: "Y el gallo cantó", (pero los mejores manuscritos no tienen esta frase.)
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La criada lo vió allí y dijo otra vez a las personas que permanecían en pie cerca: "Éste hombre es uno de esos que han estado con el hombre que arrestaron".
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Pero Él lo negó otra vez. Después de un poco de tiempo, aquellos que estaban en pie allí dijeron a Pedro otra vez. "¡Tú también eres de Galilea. Así que es cierto que Tú eres uno de los que acompañó a Jesús!"
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Pero Él comenzó a llamar a Dios para que lo castigara si Él no estaba diciendo la verdad; Él dijo: "¡Yo no conozco al hombre del que estás hablando!"
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Inmediatamente el gallo cantó por segunda vez. Luego Pedro recordó lo que Jesús le había dicho antes: "Antes que el gallo cante una segunda vez, Tú me negarás tres veces de que me conoces". Cuando el se da cuenta de que lo había negado tres veces, él comenzó a llorar.