Capítulo 5

1 ¡Ahora tengo algo que decirle a la gente rica quienes no creen en Cristo y quienes los oprimen a ustedes! ¡Escúchenme, ustedes gente rica! ¡Ustedes deberían llorar y lamentarse fuertemente porque ustedes experimentarán terribles problemas! 2 Sus riquezas son inútiles, así como si estuvieran podridas. Sus ropas finas son sin valor como si las termitas las hubieran arruinado. 3 Su oro y plata son sin valor, como si estuvieran corroídas. Cuando Dios los juzgue a ustedes, estas riquezas sin valor de ustedes serán la evidencia de que ustedes son culpables de ser codiciosos, y así como el moho y el fuego destruyen las cosas, Dios los castigará severamente a ustedes. En vano ustedes han guardado bienes, en el tiempo en que Dios está cercano a juzgarles. 4 Piensen sobre lo que han hecho. Ustedes no han pagado los salarios a los trabajadores quienes han cosechado sus campos para ustedes. Ahora esos que cosechan estan clamando a Dios para que les ayude. Y Dios, el Todopoderoso Señor, ha escuchado sus fuertes llantos. 5 Ustedes se han traído cada cosa que han querido para poder vivir como reyes. Así como el ganado se engorda a sí mismo no sabiendo que van a ser masacrados, ustedes han vivido solo para disfrutar cosas, sin saber que Dios les castigará severamente a ustedes. 6 Ustedes han hecho arreglos por otros para matar gente, aún cuando esa gente no ha hecho nada malo. Ellos no eran capaces de defenderse a sí mismos contra ustedes. Mis hermanos y hermanas, eso es lo que les digo a esa gente rica quienes les oprimen a ustedes. 7 Así que mis hermanos y hermanas, aún cuando los ricos les causan sufrimientos, sean pacientes hasta que el Señor Jesús regrese. Recuerden que cuando los agricultores siembran el campo, ellos deben esperar pacientemente por la lluvia que viene en la temporada de siembras y por más lluvia que llega justo antes de la temporada de la cosecha. Ellos esperan a que los cultivos crezcan y estén maduros antes de poder cosecharlos. 8 Igualmente, ustedes deben esperar pacientemente y confiando firmemente, en el Señor Jesús, porque Él regresará pronto y Él juzgará a todas las personas justamente. 9 Mis hermanos y hermanas, no contiendan unos con otros, de manera que el Señor Jesús no les condene y le castigue. Él es quien les juzgará a ustedes, y El está listo para aparecer. 10 Mis hermanos y hermanas, como ejemplo de ser paciente, consideren a los profetas a quienes el Señor Dios envió hace tiempo a hablar Sus mensajes. Aun así la gente les causó mucho sufrimiento, ellos lo soportaron pacientemente. 11 Sabemos que Dios honra y ayuda a esos que soportan sufrimiento por Él. Ustedes también han escuchado sobre Job. Ustedes saben que aunque el sufrió mucho, el Señor Dios planeó traer bien a Job porque el soportó ese sufrimiento. Y desde entonces sabemos que el Señor es muy compasivo y bueno. 12 También mis hermanos y hermanas, yo quiero decirles algo importante acerca como deben de hablar. Si ustedes dicen que harán algo, no digan: "Si no lo hago, podría alguien aquí en la tierra castigarme" Ni siquiera digan nada como eso. En cambio, si tu dices "sí", entonces haz lo que has dicho. Si dices "no," entonces no lo hagas. De otra manera, Dios te juzgará a ti. 13 Quien sea entre ustedes que esté experimentando problemas debe orar para que Dios le ayude. Quien sea que esté alegre cante canciones de alabanza a Dios. 14 Quien sea entre ustedes que esté enfermo llame a los líderes de la congregación para que vengan a orar por él. Ellos deben poner aceite de olivas en él y, con la autoridad del Señor, orar. 15 Si ellos verdaderamente creen en el Señor cuando ellos oren la persona enferma sanará. El Señor le sanará. Si la persona ha pecado de manera que eso le ha causado su enfermedad, si confiesa lo que ha hecho, será perdonado. 16 Así, porque el Señor es capaz de sanar al enfermo y de perdonar pecados, digan unos a otros las cosas pecaminosas que hayan hecho, y oren unos por los otros de manera que puedan ser sanados. Si la gente recta ora a Dios y piden fervientemente a Dios para que haga algo, Dios podrá actuar poderosamente y ciertamente Lo hará. 17 Elías fue una persona ordinaria como nosotros, él formalmente oró que no lloviera. Y no llovió por tres años y medio. 18 Entonces el oró nuevamente, pidiendo a Dios que enviara lluvia, y Dios envió lluvia, y las plantas crecieron y produjeron cosechas nuevamente. 19 Mis hermanos y hermanas, si alguno de ustedes deja de obedecer el verdadero mensaje de Dios, alguno de ustedes debe persuadir a esa persona para que otra vez haga lo que Dios nos ha dicho que hagamos. Si deja de hacer lo que es malo, 20 aquel que lo persuadió debe saber que porque el hizo posible que esa persona que estaba pecando dejara de hacer lo que estaba haciendo incorrecto, Dios salvará a esa persona de su muerte espiritual, y le perdonará sus multiples pecados.