1
Queridos amigos, mucha gente quienes tienen un mensaje falso están enseñándoselo a las personas. Pero ustedes deben pensar cuidadosamente sobre lo que ustedes oyen de ellos enseñar, para que ustedes sepan si ellos están enseñando la verdad que viene de Dios o no.
2
Yo les diré a ustedes como saber si alguien está enseñando la verdad que viene del Espirítu de Dios. Aquellos que afirman que Cristo Jesús vino de Dios para convertirse en un humano como nosotros están enseñando el mensaje que es de Dios.
3
Pero aquellos que no afirman la verdad sobre Dios no están enseñando el mensaje de Dios. Ellos son maestros que se openen a Cristo. Ustedes han oído que personas como esa están viniendo entre nosotros. ¡Aún ahora ellos ya están aquí!
4
En cuanto a ustedes que son muy queridos para mí, le pertenecen a Dios, y se han negado a creer lo que aquella gente enseña, porque Dios, quien les permite hacer lo que Él quiere, es más grande.
5
En cuanto aquellos que están enseñando lo que es falso, ellos pertenecen con toda la gente del mundo que se niega a honrar a Dios. Es por eso que lo que ellos dicen viene de la misma gente, y esa misma gente los escuchan.
6
En cuanto a nosotros, le pertenecemos a Dios. Cualquiera que conoce a Dios oye lo que nosotros enseñamos, pero cualquiera que no le pertenece a Dios, no escucha lo que nosotros enseñamos. Así es como podemos distinguir entre la gente que enseñan la verdad sobre Dios, y aquellos quienes engañan a otros.
7
Queridos amigos, nosotros debemos amarnos los uno a los otro, porque Dios nos permite amarnos el uno a otro, y porque aquellos que aman a sus compañeros creyentes se han convertido en los hijos de Dios y lo conocen.
8
La naturaleza de Dios es amar a toda la gente. Así que aquellos que no aman a sus compañeros creyentes no conocen a Dios.
9
Yo les diré como Dios nos ha mostrado que Él nos ama: Él envió a Su único Hijo a vivir en la tierra para permitirnos vivir eternamente por Él.
10
Y Dios nos mostró a nosotros lo que verdaderamente significa amar a otra persona: No significa que nosotros amamos a Dios, pero que Dios nos amó a nosotros. Así que Él envió a Su Hijo para sacrificarse Él mismo, para que Él—Dios—pueda perdonarnos a nosotros cuando pecamos.
11
¡Queridos amigos, desde que Dios nos amó a nosotros así, nosotros ciertamente deberíamos de amarnos los unos a los otros!
12
Nadie ha visto a Dios. Sin embargo, si nosotros nos amamos los uno a los otros, está claro que Dios vive dentro de nosotros y que nosotros amamos a otros tal como Él quiere que nosotros amemos .
13
Yo les diré como podemos estar seguros de que nosotros estamos unidos con Dios y que Dios está unido con nosotros: Él ha puesto Su Espirítu Santo dentro de nosotros.
14
Nosotros los apóstoles hemos visto al Hijo de Dios, y nosotros solemnemente le decimos a otros que el Padre lo envió a Él para salvar la gente del mundo de sufrir eternamente por sus pecados.
15
Así que aquellos que dijeron la verdad sobre Jesús, que Él es el Hijo de Dios, Dios permanece unido con ellos, y ellos permanecen unidos con Dios.
16
Nosotros hemos experimentado como Dios nos ama y creemos que Él nos ama. Como resultado, nosotros amamos a otros. Porque la naturaleza de Dios es amar a la gente, aquellos quienes continúan amando a otros están unidos con Dios, y Dios está unido con ellos.
18
Nosotros debemos amar a otros completamente. Y si nosotros hacemos eso, cuando sea la hora de Dios para juzgarnos a nosotros, tendremos la confianza de que Él no nos va a condenar. Nosotros estaremos seguros de eso porque estamos viviendo en este mundo unidos a Dios, así como Cristo mismo está unido a Dios.
17
Nosotros no tendremos miedo de Dios si nosotros verdaderamente lo amamos, porque los que aman a Dios completamente no tienen posibilidad de tenerle miedo. Nosotros solamente tuviéramos miedo si pensáramos que Él nos iba a castigar. Así que aquellos que le tienen miedo a Dios, ciertamente no están amando a Dios completamente.
19
Nosotros amamos a Dios y a nuestros compañeros creyentes porque Dios nos amó a nosotros primero.
20
Así que aquellos que dicen "Yo amo a Dios" pero odian a sus compañeros creyentes están mintiendo. Aquellos quienes no aman uno de sus compañeros creyentes, quien ellos han visto, ciertamente no pueden estar amando a Dios, quien ellos no han visto.
21
Tengan en mente que esto es lo que Dios nos había comandado: Si nosotros lo amamos a Él, nosotros debemos tambíen amar a nuestros compañeros creyentes.