Capítulo1

1 ¡Yo, Juan, estoy escribiéndole a ustedes acerca de Aquel quien existió antes de que hubiera algo más! ¡Él es aquel a quien nosotros apóstoles escuchamos mientras Él nos enseñaba a nosotros! ¡Nosotros mismos lo miramos a Él y lo tocamos a Él! Él es aquel quien nos enseñó acerca del mensaje de la vida eterna. 2 (Porque Él vino aqui a la tierra y nosotros Le hemos visto a Él, nosotros le proclamamos a ustedes claramente que el único quien nosotros hemos visto es el único que ha vivído. Él estaba previamente con Su Padre en el Cielo, pero Él vino a vivir entre nosotros.) 3 Nosotros le proclamamos a ustedes el mensaje acerca de Jesús, el único a quien nosotros hemos visto y oído, en orden que ustedes puedan unirse junto a nosotros. Aquellos con quienes nosotros nos hemos unidos son Dios nuestro Padre y su Hijo Jesucristo. 4 Yo le escribo a ustedes estas cosas para que ustedes sean convencidos de que ellas son verdaderas, y como resultados puedan estar completamente alegres. 5 El mensaje que nosotros hemos escuchado de Cristo y que nosotros le proclamamos es éste: Él nunca pecó. Él es como una luz brillante que no tiene oscuridad en lo absoluto. 6 Si nosotros reclamamos estamos unidos con Dios, pero conducimos nuestras vidas en una manera impura, eso es como vivir en una oscuridad malvada. Nosotros estamos mintiendo. Nosotros no estamos conduciendo nuestras vidas de acuerdo al mensaje verdadero de Dios. 7 Pero viviendo en una manera pura, como Dios está viviendo en una manera pura de todas formas, es como vivir en la Luz de Dios. Si nosotros hacemos ésto, nosotros podemos unirnos con cada uno, y Dios nos perdona y nos acepta porque Jesús murió por nosotros. 8 Aquellos quienes dicen que ellos nunca han pecado se están engañando a ellos mismos, y se están resistiendo a creer lo que Dios dice acerca de ellos. 9 Pero Dios siempre hace lo que Él dice que Él va a hacer, y lo que Él hace es siempre correcto. Así que si nosotros le admitimos a Él que hemos pecado, Él nos perdonará de nuestros pecados y nos hará libres de nuestra culpa de todo lo que hemos hecho mal. Por esta razón, nosotros debemos admitirle a Él que hemos pecado. 10 Porque Dios dice que todos han pecado, ¡aquellos quienes dicen que no han pecado hablan como si Dios mintiera! ¡Ellos rechazan lo que Dios dice de nosotros!