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Por esta razón, yo, Pablo, soy prisionero de Cristo Jesús en representación de ustedes, gentiles.
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Si en verdad ustedes han oído de la administración de la gracia de Dios que me fue dada por ustedes,
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según la revelación que me fue dada a conocer, el misterio sobre el cual ya escribí brevemente.
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Respecto a eso, cuando lo lean, serán capaces de entender mi discernimiento del misterio de Cristo,
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el cual en otras generaciones, no fue dado a conocer a los hijos de los hombres como ahora ha sido revelado por el Espíritu a sus santos apóstoles y profetas,
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que los gentiles son compañeros herederos y miembros del cuerpo, y ellos hacen parte de la promesa en Cristo Jesús a través del evangelio,
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por el cual me covertí en un siervo por la gracia de Dios dada a mí a través de la obra de su poder.
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A mí, el menor de todos los santos, esta gracia fue dada para predicar a los gentiles las inescrutables riquezas de Cristo
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y para revelar a todos cuál es el plan; el misterio escondido por los siglos en Dios, quien creó todas las cosas,
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para que a través de la iglesia, los gobernantes y autoridades en el lugar celestial pudieran ahora conocer la multifacética sabiduría de Dios,
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según el propósito eterno que Él logró en Cristo Jesús, nuestro Señor,
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en quien tenemos valentía y acceso con confianza a través de la fe en Él.
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Por lo tanto, les pido que no se desanimen por mis sufrimientos por ustedes, ya que son su gloria.
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Por esta razón, doblo mis rodillas al Padre,
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por quien toda familia en el cielo y en la tierra es nombrada;
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para que Él les conceda, de acuerdo a las riquezas de su gloria, que sean fortalecidos con poder a través de su Espíritu, en su hombre interior,
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que Cristo viva en sus corazones por medio de la fe, siendo arraigados y cimentados en amor,
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para que puedan ser completamente capaces de comprender, junto con todos los santos, cuál es la anchura, y longitud y altura y profundidad,
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y de conocer el amor de Cristo, el cual va más allá del conocimiento, para que así sean llenos con toda la plenitud de Dios.
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Ahora, a aquel que es capaz de hacer increible y abundantemente más allá de lo que pidamos o pensemos, según el poder que opera en nosotros,
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a Él sea la gloria en la iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones por siempre y para siempre. Amén.