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Durante el primer año que Ciro gobernó el imperio persa, él hizo algo que cumplió la profecía que Jeremías había dicho. Jehová motivó a Ciro a escribir este mensaje, y luego Ciro hizo que este mensaje se proclamara por todo su imperio:
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"Yo, el rey Ciro, gobierno el imperio persa, y digo esto: Jehová, el Dios que está en los cielos, me ha hecho gobernante de todos los reinos de la tierra, y me ha encargado el asegurar que su pueblo le construya un templo en Jerusalén, en Judá.
3
Todo el pueblo que pertenece a Dios puede subir a Jerusalén para reconstruir este templo para Jehová, el Dios que vive en Jerusalén, el Dios de Israel.
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Los demás pueblos que viven donde ahora están exiliados los israelitas, cuyos antepasados fueron exiliados aquí, deben contribuir con plata y oro para los que vayan. También deben dar a los judíos las provisiones que necesitarán para el viaje a Jerusalén; también deben darles algo de ganado y regalos de dinero para ayudar a construir el templo de Dios en Jerusalén".
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Entonces Dios motivó a algunos de los sacerdotes y levitas, y a algunos de los jefes de las tribus que descendían de Judá y Benjamín, para que regresaran a Jerusalén. Aquellos a quienes Dios motivó, se prepararon para regresar a Jerusalén y construir allí el templo para Él.
6
Todos sus vecinos los ayudaron dándoles plata y objetos de oro, provisiones para el viaje y ganado; también les dieron otros regalos valiosos, y además les dieron dinero para comprar cosas para la construcción del templo.
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El rey Ciro sacó los objetos de valor que los soldados del rey Nabucodonosor habían tomado del templo de Jehová en Jerusalén y puesto en los templos de sus dioses en Babilonia.
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Ciro ordenó a Mitrídates, el tesorero del imperio persa, que contara todos esos objetos y se los diera a Sesbasar, el líder del grupo que iba a regresar a Judá.
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Esta es la lista de los objetos que donó Ciro: 30 tazones de oro, 1.000 tazones de plata, otros 29 cuchillos,
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30 vasijas de oro, 410 vasijas de plata similares, y otros 1.000 objetos.
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En total, fueron 5.400 objetos de plata y oro que se dieron a Sesbasar para que los llevara consigo cuando él y los demás regresaran a Jerusalén.